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Cuando se enciende el testigo del motor (también conocido como «Check Engine»), es una señal de advertencia del sistema de diagnóstico del vehículo. Aunque no siempre indica una avería grave, es importante actuar con prudencia:

  1. No entres en pánico: Si la luz es fija y el coche funciona con normalidad, puedes continuar la marcha con precaución, pero deberías acudir cuanto antes a un taller para que revisen el vehículo.

  2. ¿La luz parpadea o notas fallos en el motor?: Detén el vehículo en un lugar seguro lo antes posible y llama a asistencia. Un testigo parpadeante suele indicar un fallo grave que puede dañar el motor si sigues circulando.

  3. Evita diagnósticos caseros: Aunque algunas aplicaciones permiten leer el código de error con un dispositivo OBD, lo más recomendable es que un profesional revise el vehículo con equipos adecuados.

  4. No lo ignores: El testigo del motor puede activarse por múltiples motivos: desde una tapa del depósito mal cerrada hasta un fallo en el sistema de inyección o emisiones. Ignorarlo solo empeorará el problema (y el coste).

Puedes consultar el manual de tu vehículo para conocer exactamente el significado de la señal.

Una revisión completa del vehículo es clave para mantener la seguridad, el rendimiento y alargar la vida útil del coche. Aunque puede variar según el modelo y la marca, estas son las recomendaciones generales:

  1. Una vez al año o cada 15.000 km (lo que ocurra primero): Esta es la frecuencia habitual recomendada para una revisión completa, salvo que el fabricante indique otra cosa en el libro de mantenimiento.

  2. Antes de viajes largos: Si vas a realizar un trayecto de muchos kilómetros o salir de vacaciones, conviene hacer una revisión preventiva para evitar imprevistos en carretera.

  3. Al comprar un coche de segunda mano: Aunque el vendedor diga que está “perfecto”, una revisión completa te dará tranquilidad y puede ayudarte a detectar problemas ocultos.

  4. Cuando notes comportamientos extraños: Ruidos, vibraciones, consumo excesivo de combustible o pérdida de potencia son señales de que conviene revisar el coche lo antes posible.

  5. Antes de pasar la ITV: Hacer una revisión previa puede ahorrarte tiempo y segundas visitas innecesarias.

Antes de lanzarte a la carretera, asegúrate de que tu coche está en perfecto estado para evitar sorpresas y disfrutar del trayecto con total seguridad. Aquí va el checklist imprescindible:

  1. Niveles de líquidos

    • Aceite del motor: Fundamental para el buen funcionamiento. Si está bajo, rellena o cambia.

    • Líquido refrigerante: Evita el sobrecalentamiento del motor.

    • Líquido de frenos y limpiaparabrisas: Imprescindibles para la seguridad y visibilidad.

  2. Neumáticos

    • Presión: Ajusta según el peso del coche (maletas incluidas).

    • Dibujo y estado: Asegúrate de que no estén desgastados o dañados. ¡Y no olvides revisar la rueda de repuesto o kit antipinchazos!

  3. Luces y señalización
    Comprueba que todas las luces (cruce, largas, intermitentes, freno y marcha atrás) funcionen correctamente. Lleva bombillas de repuesto.

  4. Frenos y batería
    Si notas que el pedal responde mal o hay ruidos al frenar, acude al taller. Y asegúrate de que la batería no esté en las últimas.

  5. Documentación y elementos obligatorios

    • ITV al día

    • Permiso de circulación y seguro

    • Chaleco reflectante, triángulos, rueda o kit homologado

  6. Climatización y limpiaparabrisas
    Especialmente en verano o invierno, asegúrate de que el sistema de aire acondicionado y los limpiaparabrisas están en buen estado.

Si vas a hacer muchos kilómetros o el coche lleva tiempo sin pasar por el taller, una revisión rápida en un centro especializado puede darte la tranquilidad que necesitas para disfrutar del viaje.

El aceite del motor es como el café por las mañanas: si falta, el motor no rinde (y a veces ni arranca). Por eso, mantenerlo en buen estado es vital para el buen funcionamiento del coche. Pero, ¿cada cuánto hay que cambiarlo?

  1. Cada 10.000 a 15.000 km, o al menos una vez al año, incluso si no alcanzas ese kilometraje.
    Esto depende del tipo de aceite (mineral, sintético o semisintético) y de lo que indique el fabricante en el libro de mantenimiento.

  2. Condiciones especiales = cambios más frecuentes
    Si sueles conducir en ciudad, haces trayectos cortos, conduces en climas extremos o sueles cargar peso, el motor sufre más. En estos casos, conviene adelantar el cambio.

  3. ¿Cuándo fue la última vez?
    Si no lo recuerdas, mejor revísalo. Un aceite viejo o en mal estado pierde propiedades, no lubrica bien y puede acortar la vida del motor (y agrandar la factura del taller).

Aprovecha el cambio de aceite para sustituir también el filtro. Así el nuevo aceite no se contamina con residuos antiguos.

No exactamente. Aunque el coche es el mismo, las condiciones a las que se enfrenta en cada estación son muy distintas, y eso cambia también lo que demos revisar para cuidarlo bien.

EN VERANO:

  1. Refrigeración al máximo: El motor trabaja a más temperatura, así que es clave revisar el líquido refrigerante y el estado del radiador.
  2. Aire acondicionado: Imprescindible para sobrevivir al calor. Si no enfría bien, revisa carga y filtros.
  3. Neumáticos: El asfalto caliente afecta a la presión y al desgaste. Es importante revisarlos más a menudo.
  4. Limpieza del parabrisas y escobillas: La suciedad del polvo o los bichos puede reducir visibilidad. No subestimes su importancia.

EN INVIERNO:

  1. Batería en el punto de mira: El frío la castiga. Si está vieja, podría fallar al primer día de helada.
  2. Anticongelante: Más importante que nunca. Protege el motor de las temperaturas extremas.
  3. Neumáticos de invierno o buen dibujo: La adherencia es clave en mojado, nieve o hielo.
  4. Luces y climatización: Los días son más cortos y la visibilidad puede verse reducida. Asegúrate de ver bien… y de que te vean.

El mantenimiento del coche es un hábito todo el año, pero cada estación tiene sus prioridades. Adaptarlo al clima no solo alarga la vida útil del coche, sino que mejora tu seguridad en carretera.

Las pastillas de freno son uno de los elementos más importantes para tu seguridad… y también uno de los más olvidados. Afortunadamente, el coche suele avisarte cuando ha llegado el momento de cambiarlas. Estos son los síntomas más comunes:

SEÑALES DE ADVERTENCIA:

  1. Chirridos al frenar
    Un sonido agudo y metálico al pisar el freno suele ser la señal clásica de desgaste. Las pastillas llevan una pieza que «chilla» cuando toca cambiarlas.
  2. Vibraciones en el pedal
    Si al frenar el pedal tiembla, puede deberse a que las pastillas están desgastadas o los discos están dañados.
  3. Mayor distancia de frenado
    ¿Sientes que necesitas más metros para detenerte? No lo dejes pasar: tus frenos ya no responden como deberían.
  4. El pedal se hunde más de lo normal
    Si tienes que pisar el pedal más a fondo para frenar, puede que las pastillas estén en las últimas (o que haya otros problemas en el sistema de frenos).
  5. Luz de aviso en el salpicadero
    Algunos coches modernos llevan un testigo específico para el desgaste de las pastillas. Si se enciende, no lo ignores.

Aunque no notes ningún síntoma, es recomendable revisar las pastillas cada 20.000 km aprox. (o lo que indique el fabricante). Mejor prevenir que frenar con sustos.

La batería es uno de esos componentes que no se ven venir hasta que el coche no arranca. Por suerte, antes de que se agote del todo suele dar algunas señales. Aquí te dejamos las más comunes:

  1. El coche arranca con dificultad
    
Si notas que el motor tarda más de lo normal en arrancar o el sonido del encendido es más lento, puede que la batería esté débil.

  2. Luces más tenues o parpadeantes

    Si los faros o las luces del interior se ven más flojas de lo habitual, es posible que no haya suficiente carga eléctrica.

  3. Testigo de batería encendido en el salpicadero
    
Si este símbolo se ilumina, acude cuanto antes al taller. Puede deberse a un fallo en la batería o en el sistema de carga.

  4. Fallo de componentes eléctricos

    Problemas con la radio, elevalunas, cierre centralizado o climatizador pueden estar relacionados con una batería al límite.

    5. Batería hinchada o con corrosión
Si al abrir el capó ves que la batería está deformada o tiene los bornes con una especie de polvo blanco o verdoso, no lo dudes: cámbiala.


Una batería suele durar entre 3 y 5 años, pero su vida útil puede acortarse si haces trayectos cortos, vives en zonas muy frías o el coche pasa tiempo parado.

No todas las revisiones del coche son iguales. Dependiendo del momento, el uso del vehículo y tu presupuesto, puedes elegir entre una revisión básica o una revisión completa. ¿En qué se diferencian?

Revisión básica (también llamada pre-ITV o de mantenimiento rápido):
Es una revisión rápida y enfocada en lo esencial, ideal para un chequeo periódico o antes de un viaje.
Suele incluir:

  • Comprobación y ajuste de niveles (aceite, refrigerante, líquido de frenos, limpiaparabrisas)

  • Revisión del estado y presión de neumáticos

  • Inspección visual de luces, escobillas y batería

  • Revisión de frenos a nivel superficial

  • Diagnóstico electrónico básico

Revisión completa:
Es un chequeo exhaustivo de todos los sistemas del vehículo. Se recomienda hacerlo al menos una vez al año o según el kilometraje indicado por el fabricante.
Suele incluir todo lo anterior, más:

  • Cambio de aceite y filtro

  • Revisión detallada del sistema de frenos y suspensión

  • mprobación de correas, manguitos y amortiguadores

  • Diagnóstico electrónico completo

  • Revisión de sistema de escape, dirección, climatización y más

  • Informe técnico detallado


La básica es como una revisión rápida antes de una cita importante.
 La completa es un chequeo médico general para tu coche, con análisis incluido.

Sí, puede ser peligroso conducir si tu coche pierde líquido por debajo. Todo dependerá de qué tipo de fluido sea, pero en cualquier caso es una señal de que algo no va bien. Aquí te explicamos qué puede estar ocurriendo y por qué es importante actuar cuanto antes:

  1. Fuga de refrigerante (anticongelante)
    • Síntoma: charco de color verdoso, azulado o rosado.
    • Riesgo: el motor puede sobrecalentarse y sufrir daños graves en pocos minutos.

  2. Pérdida de aceite del motor
    • Síntoma: mancha oscura, densa y viscosa.

    • Riesgo: si el motor se queda sin lubricación, puede averiarse de forma irreversible.

  3. Fuga de líquido de frenos
    • Síntoma: fluido claro, algo aceitoso. A menudo se acompaña de un pedal de freno más blando de lo normal.

    • Riesgo: pérdida de eficacia en la frenada, lo que supone un peligro serio para la conducción.

  4. Agua del aire acondicionado
    • Síntoma: goteo claro, especialmente visible en verano tras usar el aire acondicionado.

    • Riesgo: ninguno. En este caso es completamente normal y no requiere intervención.



Si ves que el coche pierde líquido y no sabes con certeza de qué se trata, lo más prudente es no circular y llevarlo al taller lo antes posible. Ignorarlo puede convertir una pequeña avería en un gran problema.

Las vibraciones durante la conducción no son normales, y cuando se presentan al frenar o al acelerar, suelen indicar un problema mecánico que conviene revisar cuanto antes. Estas son las causas más comunes según el momento en que se produzcan:

Si vibra al frenar:

  • Discos de freno deformados o desgastados
    El calor y el uso continuo pueden hacer que los discos se deformen. Esto provoca vibraciones cuando las pastillas entran en contacto con ellos.
  • Pastillas de freno en mal estado o mal colocadas
    Si están desgastadas de forma irregular o mal asentadas, generan movimientos anómalos al frenar.
  • Rótulas o bujes flojos
    Elementos del sistema de suspensión o dirección que han perdido firmeza también pueden provocar vibraciones al frenar.

Si vibra al acelerar:

  • Problemas en los neumáticos o llantas
    Un neumático desalineado, desequilibrado o con una deformación puede generar vibraciones que se intensifican al acelerar.
  • Transmisión o palieres dañados
    Si la vibración aparece al acelerar y desaparece al dejar de hacerlo, puede deberse a fallos en los ejes de transmisión o en las juntas homocinéticas.
  • Soportes del motor desgastados
    Cuando los anclajes que sujetan el motor están deteriorados, este vibra más de la cuenta, especialmente al hacer fuerza.


Las vibraciones son una señal de que algo no está funcionando como debería. Aunque el coche siga funcionando, ignorar estos síntomas puede acabar dañando otros componentes o comprometer la seguridad. Lo mejor es pasar por el taller cuanto antes para hacer una revisión completa.

Elegir los neumáticos adecuados y saber cuándo sustituirlos es clave para tu seguridad, confort y consumo. No todos los neumáticos sirven para cualquier coche, ni conviene esperar a que estén completamente desgastados para cambiarlos.

¿Qué neumáticos son los adecuados?

Dependerá de varios factores:

  • Especificaciones del fabricante
    Consulta el manual del vehículo o la etiqueta de la puerta del conductor. Ahí se indican las medidas, índice de carga y velocidad recomendados.

  • Tipo de uso y conducción
    • Urbano: neumáticos con buena durabilidad y frenada en distancias cortas.

    • Carretera o viajes largos: neumáticos con buen agarre en seco y eficiencia energética.

    • Conducción deportiva: compuestos con mayor rendimiento en curvas y altas velocidades.

  • Condiciones climáticas
    • Verano: diseñados para altas temperaturas y pavimento seco o mojado.

    • Invierno: mejor adherencia en nieve, hielo o temperaturas por debajo de 7 °C.

    • All Season o todo tiempo: solución práctica si vives en zonas con clima variable y no extremo.

  • Marcas y presupuesto
    Las marcas premium ofrecen mejor durabilidad, agarre y menor consumo de combustible. Pero también hay opciones de gama media con buena relación calidad-precio.


¿Cuándo cambiarlos?

  • Profundidad del dibujo inferior a 1,6 mm
    Es el mínimo legal, pero se recomienda cambiarlos al llegar a 3 mm en neumáticos de verano y 4 mm en los de invierno.

  • Desgaste irregular o visible
    
Si ves zonas más gastadas, cortes, grietas o bultos, es momento de cambiarlos.

  • Más de 5 años de uso (aunque no estén gastados)
    Con el tiempo, el caucho envejece y pierde adherencia, incluso si no has recorrido muchos kilómetros.

  • Vibraciones o ruido inusual
    
Pueden ser señal de neumáticos deformados o desequilibrados.



No escatimes en neumáticos. Son el único punto de contacto entre tu coche y el asfalto. Elegir bien y cambiarlos a tiempo puede marcar la diferencia entre un susto y una conducción segura.

La ITV (Inspección Técnica de Vehículos) es obligatoria y necesaria para garantizar que el coche circula en condiciones seguras y cumple con la normativa medioambiental. No pasarla a tiempo puede conllevar sanciones y, sobre todo, riesgos innecesarios.

¿Cuándo hay que pasarla?

Depende del tipo y antigüedad del vehículo:

  • Turismos particulares:
    • Primera ITV: a los 4 años desde la primera matriculación.

    • De 4 a 10 años: cada 2 años.

    • Más de 10 años: cada año.

  • Motocicletas y ciclomotores:
    • Primera ITV: a los 4 años, luego cada 2 años.

  • Vehículos industriales, taxis o VTC:
    • Tienen plazos más cortos y revisiones más frecuentes.


Puedes consultar la fecha exacta en el permiso de circulación o en el informe de la última ITV. Algunos talleres o aseguradoras también envían recordatorios.

¿Qué revisar antes de ir?

Para evitar un resultado desfavorable o tener que repetir la inspección, te recomendamos revisar lo siguiente:

  • Luces
    
Todas deben funcionar correctamente: posición, cruce, carretera, intermitentes, freno, marcha atrás, antiniebla…

  • Neumáticos
    Revisa el dibujo (mínimo 1,6 mm), la presión y que no tengan cortes, grietas o desgaste irregular.

  • Frenos
    Verifica que no haya ruidos extraños, el pedal no se hunda y el coche frene recto.

  • Lunas, limpiaparabrisas y retrovisores
    Sin grietas en el parabrisas, escobillas en buen estado y buen funcionamiento del sistema de limpieza.

  • Cinturones y puertas
    
Que abran, cierren y ajusten bien. Los cinturones deben recogerse correctamente y no estar dañados.

  • Emisiones y escapes
    Si el coche echa humo excesivo o huele raro, conviene llevarlo al taller antes.

  • Documentación
    Lleva siempre contigo el permiso de circulación, la tarjeta de inspección técnica y el recibo del seguro en vigor.



Si tienes dudas o el coche lleva tiempo sin pasar por el taller, puedes hacer una revisión pre-ITV. Muchos centros la ofrecen y te ayudan a asegurarte de que todo está en orden antes de la inspección oficial.

Depende del tipo de revisión y del estado general del vehículo, pero en condiciones normales, estas son las estimaciones habituales:

Cambio de aceite:

  • Tiempo aproximado: entre 30 y 60 minutos.

  • Incluye: vaciado del aceite usado, cambio del filtro de aceite y llenado con aceite nuevo.

  • Consejo: aprovecha para revisar otros niveles (líquido de frenos, refrigerante, limpiaparabrisas) mientras estás en el taller.


Revisión general:

  • Tiempo estimado: entre 1 y 2 horas, aunque puede alargarse si se detecta alguna incidencia.

  • Incluye: revisión de niveles, frenos, luces, suspensión, neumáticos, batería, sistema de escape, diagnóstico electrónico, etc.

  • Importante: si se requiere cambiar alguna pieza o hacer ajustes, el tiempo puede variar según disponibilidad y complejidad.


¿Hace falta pedir cita?
Sí, lo más recomendable es pedir cita previa, especialmente si quieres evitar esperas o hacer ambas operaciones el mismo día.

Aunque parezcan gestiones rápidas, tanto la revisión como el cambio de aceite son esenciales para alargar la vida del coche y evitar averías mayores. Invertir una hora hoy puede ahorrarte muchos disgustos (y euros) mañana.

 

Si al conducir notas que el volante no va recto o que el coche tiende a desviarse hacia la izquierda o la derecha sin que tú lo gires, no lo ignores. Es una señal de que algo no está bien y conviene revisarlo cuanto antes para evitar riesgos mayores.

Posibles causas:

  • Alineación incorrecta
    
La más común. Con el paso del tiempo o tras pasar por baches o bordillos, las ruedas pueden desajustarse. Esto hace que el coche pierda estabilidad y se desvíe.

  • Presión desigual en los neumáticos
    
Un neumático con menos presión que el otro puede hacer que el coche se incline hacia ese lado. Es fácil de comprobar y de corregir.

  • Desgaste irregular de los neumáticos
    
Si las ruedas están más gastadas por un lado, el agarre será distinto y afectará a la dirección.

  • Frenos descompensados
    Si una pinza de freno está agarrotada o no actúa con la misma fuerza que la otra, el coche puede desviarse al frenar o incluso en marcha.

  • Problemas en la suspensión o dirección
Piezas desgastadas o dañadas también pueden provocar desviaciones al conducir.


¿Qué debes hacer?

  • Comprueba la presión de los neumáticos (y corrígela si es necesario).

  • Observa si el problema aparece solo al frenar o también en línea recta.

  • Acude cuanto antes al taller para una revisión de alineación, neumáticos, frenos y dirección.


Un coche que no va recto compromete tu seguridad, tu comodidad y el buen estado de los neumáticos. Cuanto antes lo revises, mejor.

 

Lo sentimos, pero no realizamos reparaciones con piezas aportadas por el cliente. Y no es por capricho, sino por responsabilidad.

Cuando hacemos una reparación, el taller asume la garantía del trabajo realizado, tanto en la mano de obra como en las piezas utilizadas. Por eso, es fundamental que podamos asegurar la calidad, el origen y las condiciones de los recambios.

Solo trabajamos con proveedores de confianza, que nos ofrecen garantías oficiales, piezas compatibles y homologadas. Así podemos darte la tranquilidad de que todo ha sido revisado, instalado y cubierto como debe ser.

Instalar una pieza externa nos impediría garantizar el resultado final, ya que no podemos verificar su procedencia, si está en buen estado o si cumple con los estándares necesarios para tu vehículo.

Gracias por tu comprensión.

Los coches, como las personas, también se quejan cuando algo no va bien… y lo hacen con ruidos. Escuchar sonidos extraños mientras conduces nunca es buena señal, especialmente si son nuevos, repetitivos o aparecen en momentos concretos. Estos son los ruidos que deberías tomar en serio:

  1. Chirridos al frenar
    Podría indicar que las pastillas de freno están desgastadas o los discos están deformados. Es uno de los avisos más comunes y conviene actuar rápido.
  1. Zumbido constante al circular
    Si el sonido aumenta con la velocidad, puede deberse a ruedas desequilibradas, rodamientos desgastados o incluso neumáticos con deformaciones.
  1. Clac-clac al girar el volante
    Especialmente si lo oyes al girar en curva o maniobrar. Suele ser síntoma de problemas en las juntas homocinéticas o dirección.
  1. Golpeteos al pasar por baches
    Si sientes un “clonk” o un golpe seco, puede deberse a fallos en la suspensión: amortiguadores, rótulas o silentblocks en mal estado.
  1. Ruido metálico debajo del coche
    Un traqueteo metálico continuo puede ser una pieza suelta del escape, del protector del cárter o incluso el catalizador flojo.
  2. Zumbido o silbido al acelerar
    Podría indicar una fuga en el sistema de admisión o escape, o incluso problemas con la correa del alternador.

¿Qué hacer si escuchas alguno de estos ruidos?

No lo ignores. Graba el sonido si puedes, apunta cuándo ocurre (en frío, al frenar, en curva, al acelerar…) y acude a un taller de confianza. Un diagnóstico a tiempo puede evitar averías mayores.


Un coche en buen estado no debería hacer ruidos extraños. Si algo suena raro, probablemente lo sea. Mejor revisarlo antes de que el sonido se convierta en factura.